domingo, 15 de febrero de 2015

¡Viva la Reina! ¡Viva España!

En mi corta vida (entre 8 y 10 años por entonces) había oído "gritos" de esa naturaleza, y de ninguna otra, por cierto. Fue en la estación madrileña de Delicias, hoy Museo del Ferrocarril. Desde ahí salía el Lusitania Expreso dirección Lisboa. Ese día, a punto de partir el tren, mientras me despedía de mi tía Aurora tras haber bajado la ventanilla del pasillo frente a mi compartimento cama, un grupo de unas 15-20 personas despedían a la Duquesa de Barcelona, Doña María de las Mercedes, situada justo a mi lado derecho (ocupaba el compartimento contiguo al mío), que volvía a Estoril. Debía ser 1962, algo más de un mes después de haberse casado Don Juan Carlos, futuro Rey de España.
A mí aquellos vítores me impresionaron, en aquella época no era normal oír una voz más alta que otra y mucho menos de carácter político.
Doña María me miró cariñosamente viendo mi turbación y desapareció en el interior de su camarote cama.
Llegábamos a la estación de Santa Apolonia en Lisboa cuando al salir del compartimento volví a ver a la Duquesa de Barcelona. Allí estaban mis padres esperándome. Una vez descargado el equipaje, ya en el andén, Doña María saludó afectuosamente a mis padres, despidiéndonos a continuación.
Los coches camas del Lusitania Expreso eran de Wagons Lits Cook y estaban rotulados en portugués, rezaban así: “Companhia Internacional das Carruagens-Camas e dos Grandes Expresos Europeus”.

"CIWL-Logo-bleu" by Tamorlan - File:Logo-Wagons-Lit.jpg. Licensed under CC BY-SA 3.0 via Wikimedia Commons - http://commons.wikimedia.org/wiki/File:CIWL-Logo-bleu.jpg#mediaviewer/File:CIWL-Logo-bleu.jpg
Siempre que llegaba a Lisboa, sobre todo en los primeros años de los “sesenta”, me llamaba la atención la luminosidad de la ciudad y de la zona, en contraste con lo grisáceo que me resultaba la llegada de vuelta a Madrid. Supongo que, además de la tristeza de dejar a mis padres allí, aún flotaban en el ambiente recuerdos dolorosos de la guerra civil.

lunes, 2 de febrero de 2015

Txangurro y "Santola"

El Txangurro se servía en invierno y la "Santola" en verano.
El Txangurro se hacía al estilo clásico:
Una vez cocido el centollo/a en agua con sal gorda, laurel, puerro y zanahoria se separa toda la carne, tanto del caparazón como de las patas, y se reserva. Aparte se prepara un sofrito con un poquito de ajo, cebolla, zanahoria y puerro, todo muy picado, se deja rehogar y se añade un poco de harina (lo justo para que luego ligue todo) y un chorrito de vino blanco, a continuación agregamos salsa de tomate y unos minutos después algo de caldo de la cocción del centollo o de fumet de pescado. Dejamos cocer y salpimentamos. La salsa ha de quedar espesa.
Ahora añadimos la carne del centollo a la salsa y rellenamos el caparazón, que previamente habremos limpiado bien. Espolvoreamos con perejil muy picado y pan rallado, y al horno para que dore el pan rallado.
Como no siempre la carne de un centollo resulta suficiente para rellenar su caparazón como es debido se puede usar carne de buey de mar para completar.

La "Santola" (centolla en portugués) que se servía frío en verano, se preparaba, más o menos, como sigue:
Una vez cocido el centollo/a en agua con sal gorda, laurel, puerro y zanahoria se separa toda la carne, tanto del caparazón como de las patas, y se reserva. Aparte se pica -muy picado- cebolla o mejor cebollino y preparamos una mayonesa ligera. Incorporamos la carne del centollo y la cebolla picada a la mayonesa, rellenamos el caparazón y decoramos con perejil muy picado por encima.
De la misma manera que en el caso del Txangurro si la carne del centollo es insuficiente incorporamos carne de buey de mar (sapateira en portugués) que habremos cocido de igual forma que el centollo.

Joao Mendes Jorge, el casero.

El señor D. Joao Mendes Jorge tenía la concesión de la parte de la playa donde se instalaría el restaurante Saisa y allí construyó el edificio que lo albergaría.
La construcción constaba de una planta a pie de playa y dos plantas superiores. En la planta baja se encontraban los almacenes, tanto del restaurante como de los utensilios de mantenimiento y de explotación de la playa (entonces se instalaban toldos y casetas que se alquilaban por días, semanas, meses o temporada completa), un bar que sólo se abría domingos y festivos para despachar únicamente bebidas, los vestuarios del personal del restaurante y la oficina del restaurante. En la primera planta se encontraba el "balneario" (los vestuarios, duchas y baños que daban servicio a la playa) y la vivienda de la familia Jorge. Y en la planta superior estaba -y sigue estando- el restaurante Saisa.

El edificio
La playa con sus barracas y toldos
El nieto del Sr. D. Joao Mendes Jorge en brazos de Santiago Fernández (hijo) en 1969