viernes, 2 de enero de 2015

1º de Enero de 1971

El fin de año de 1970 fue uno de los pocos que pasé en Portugal. Normalmente el restaurante se cerraba en Navidades para las labores de mantenimiento, aprovechando de esa forma para dar vacaciones a los empleados y podérselas tomar, también, los socios, que las pasaban en España.
Si embargo, como ya he dicho, ese año el restaurante permaneció abierto en Navidades y yo pasé allí esas fiestas y el fin de año.
El día uno de Enero de 1971 amaneció un día espléndido en Lisboa, un día con esa brillante luminosidad propia de las zonas de costa en invierno. Y yo que había celebrado el fin de año "a conciencia", terminando, como dictaban los cánones entonces en Lisboa -no sé si sigue siendo igual ahora- tomando chocolate caliente en el mercado central de pescado de Alcántara, me temí lo peor (lo mejor para el negocio por contra), el restaurante se llenaría y a mi me tocaría echar todas las manos posibles, así fue. Sin pegar ojo y con un cuerpo no demasiado ajustado, me tocó hacer más facturas que nunca en mi vida. Las facturas, entonces, se hacían a mano y se sumaban "de cabeza". Aun no tengo la seguridad de no haber metido la pata en más de una de aquellas facturas.

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